Mini se fue hace unos días. Salió a las 5am en su auto alquilado hasta Mendoza, para dejarlo y tomar el avión a CABA. Ya no hay más anécdotas con Federico Manuel Peralta Ramos, ni la reina Máxima, ni los descendientes del General Paz.
Gracias a Silvia, Lucho y Ulises por responder el mail. Nada más entusiasmador que saber que alguien lee.
Gracias a que Silvia me pasó el contacto de Stupía y que me dio el ok para usar sus dibujos, puedo dejar el libro reposar. Quizás sea la versión final.
Arranqué otra cosa: creo que se va a llamar Las tres tradiciones. Voy a usar a Mario Ortiz, Mariano LLinás y Nacho Bartolone. Literatura, dramaturgia y cine. El hilo conductor es el espacio en el sentido de Perec pero también en el de Bachelard. La materialidad y la imaginación, y el vínculo entre ambos.
Sarmiento es el padre espiritual de este nuevo texto por venir. Vamos a ponernos místicos. El primer libro que agarre de la biblioteca Bombal fue poemas completos de Borges y apareció Sarmiento, ese poema cuyo último verso es: Sarmiento el soñador sigue soñándonos. Lo que me hizo pensar que Sarmiento es el Dios detrás del Dios de ese otro poema de Borges que se llama Ajedrez (creo).
¿Por qué Sarmiento? Porque tengo un textito inconcluso sobre dos dos momento del facundo, uno material y otro simbólico pero en donde se usan las mismas palabras.
Voy a pegar una parte del libro que estoy dejando descansar, que se apropia de una parte del Facundo:
y yo me pregunto
¿Es verdad que el pueblo argentino es poeta por carácter, por naturaleza?
Y Mari-Aj cien años después
con el Facundo en la mano y una sonrisa 1920
me va responder:
“¿Ni cómo ha de dejar de serlo
si en medio de una tarde serena y apacible
una nube torva y negra se levanta sin saber de dónde,
se extiende sobre el cielo donde se cruzan dos palabras
y de repente el estampido del trueno que anuncia la tormenta
deja frío al viajero?
Y sin embargo (y sin embargo)
No lo verán
no lo podrán ver
hasta que la noche
les congele la nariz.”
Ayer leí poemas y ensayos en las revistas SUR que están perfectamente ordenadas. En la SUR 318 de 1969, hay un ensayo de Starobinski que se llama Psicoanálisis y crítica literaria muy bueno. Dice, más o menos, con citas y todo, que el psicoanálisis es deudor de la literatura y no de la ciencia, por más haya habido una retórica científica y una necesidad de entrar en ese campo por parte de Freud. Estoy cada días más alejado del psicoanálisis. Ni siquiera me quedó la idea de que sirve. El psicoanálisis es un aspecto interesante de la cultura del SXX, que hoy quedó como en un aspecto únicamente ensayísitico. Sus divulgadores en los medios (Kohan, Chinaski) dejan de lado los trastornos mentales, las psicosis. Hablan de Barthes, Borges, Nietszche para justificar lo que dicen pero no mencionan ni estudio, ni paper actual. Según un libro que leí hace unos años, de divulgación científica y salud mental (se llama El estigma de la salud mental la psiquiatría, de Marcelo Cetkovich) 4 de cada 10 personas padecen un trastorno mental grave en algún momento de su vida. Eso es a nivel mundial pero Argentina replica la estadística. Creo que es pre pandémico el libro por lo cual habría que volver a ver.
Leí cinco páginas del Ulises. No sé si lo voy a volver a retomar.